Nací en el día más ‘valenciano’ que se pueda nacer: un 19 de marzo de 1982, “con el sonido de fondo de la traca de la Cremà de una Falla Infantil”. Una anécdota que cuenta siempre mi madre y una fecha que casi hizo que me pusieran de nombre Mª José.
He vivido toda mi infancia en el barrio de Campamento. Todavía recuerdo como mi tío José me paseaba por sus calles en su admirada “vespa”. Cuando pienso en aquellos tiempos, también me vienen a la memoria esos días en los que me quedaba a dormir en casa de mis abuelos Alfredo y Pura ilusionada porque mi abuela me sacaba por la mañana una tela para hacerme un vestido.
Lejos quedan también los momentos en los que disfrutaba en las rodillas de mi bisabuelo “Visantet”, más conocido como ‘Visantet el de Atanasio’, de sus cantos valencianos, sus chistes y sus miles de historias que tanto enfadaba a mi abuela pero que tanto me hacían reír a mí.
Fue al nacer mi hermano pequeño, cuando nos trasladamos a vivir al barrio de Santa Rita. Era una casa nueva, pero a mí me costó bastante adaptarme a que ya no vería cada día a mis amigas del barrio y ya no jugaría en el parque de las palomas, ahora el parque de Gran Teatro.
Pero no tardé mucho tiempo en dejar atrás esa nostalgia vecinal. Mi nueva casa de la calle Antonio Machado me abría muchas posibilidades, pues tenía al lado a muchos de mis compañeros de clase.
Durante toda mi vida, he seguido los pasos de mi padre respecto a la fiestas y la cultura de Paterna. Concretamente, fueron mis tías las que me vincularon al mundo de las Fallas y mi padre al de las comparsas.
Todavía recuerdo el día que me dijeron que iba a ser de la Corte de Honor de la Reina de las Fiestas. Perdí la cuenta de los saltos que di y de las veces que abrace a mi madre. Una reacción que tuve también cuando fui elegida Reina Na violant, miembros de la Corte de la Fallera Mayor de Paterna y, sobre todo, cuando mi nombre salió como Reina de las Fiestas de Paterna. Creo que ese momento compartí los saltos botes y los abrazos de costumbre, con un sinfín de lágrimas de alegría y emoción.
Paterna para mí es muy especial. No tengo otro pueblo, ni si quiera para veranear. Pero con Paterna me sobra. Con esa alegría, fiesta y olor a pólvora que desprende en los días más señalados de la villa me basta.
El paso de los años me ha hecho tener las ideas muy claras. A pesar que, como siempre digo, en mi casa nunca se hablo de política, un día tomé la decisión de afiliarme al Partido Socialista. Y ahora pienso que ha sido una de las mejores decisiones que he tomado porque desde que me incorporé a sus filas pertenezco a un grupo de gente joven y muy trabajadora con los que aprendo y disfruto mucho.
Actualmente, soy miembro de las Juventudes Socialistas, donde formé parte de su Ejecutiva, del Comité Nacional de Joves Socialistes del País Valencià, del Comité Nacional del PSPV-PSOE y de la Comisión Ejecutiva Municipal del partido, donde me responsabilizo de la Secretaría de Participación Ciudadana.
Mi vida ha cambiado mucho, y todo el que me conoce bien lo sabe. El que más se ha dado cuenta es, sin duda, mi marido Quique. Algo más que un marido, ya lo creo. Una gran persona, algo reservada, pero con las ideas tan claras y los consejos tan válidos que, por eso, es también mi mejor amigo, mi gran apoyo y mi mayor consejero.