Xavier Rius
visita el yacimiento
arqueológico de la
Lloma de Betxí
El
diputado de Cultura,
Xavier Rius, visitó
el yacimiento
arqueológico de la
Lloma de Betxí, un
poblado de la Edad
de Bronce situado en
La Vallesa de Mandor,
en Paterna. La
Diputación de
Valencia, a través
del Museo de
Prehistoria y del
Servicio de
Investigación
Prehistórica (SIP),
lleva a cabo
excavaciones en este
yacimiento desde
1984, bajo la
dirección de Maria
Jesús de Pedro.
Xavier Rius ha
señalado que “la
consolidación de las
estructuras del
yacimiento de la
Lloma de Betxí, en
la cual se ha estado
interviniendo en la
última campaña,
permitirá mejorar su
difusión”, Tras
acudir al
ayuntamiento de
Paterna para conocer
y saludar a los
nuevos miembros del
equipo de gobierno
del consistorio,
encabezado por
Juanma Ramón, el
diputado se desplazó
al yacimiento
acompañado de la
directora del Museu
de Prehistòria,
Helena Bonet, y
representantes de la
corporación
municipal.
Las piezas más
emblemáticas del
yacimiento se pueden
observar en el Museu
de Prehistòria. En
el año 2015, este
museo dependiente de
la Diputación,
organizó la
exposición “Vivir
junto al Turia hace
4.000 años”, en la
cual se recogían una
buena parte de estas
piezas.
La última
intervención en el
año 2015 ha
permitido la
consolidación de las
estructuras del
yacimiento y la
mejora de la
accesibilidad al
mismo.
Excavaciones y
estructura
La Lloma de Betxí
tiene forma alargada
y la parte baja del
cerro alcanza una
extensión total de
3.750 metros
cuadrados. Se conoce
desde 1928, pero no
fue hasta 1984
cuando la Diputación
comenzó las
excavaciones, y
desde ese momento,
el SIP ha llevado a
cabo 27 campañas
arqueológicas.
La primera ocupación
data de inicios del
entre 1800 y 1300
antes de Cristo,
cuando se construyó
el gran edificio
superior y una serie
de infraestructuras
de acceso,
circulación y
mantenimiento. Fue
construido sobre un
cerro de escasa
altura y conserva
los restos de una
gran edificación con
tres habitaciones y
un pasillo lateral,
y muros de piedra
que conservan una
altura entre 1 y 2,5
metros.
El incendio que lo
destruyó, hace 3.500
años, favoreció la
conservación de su
ajuar doméstico
compuesto por
cerámica, hoces de
madera y sílex,
molinos de mano,
objetos metálicos,
contrapesos de telar
y elementos de
adorno, como botones
de marfil. Su
distribución señala
diversas áreas de
actividad, como el
almacén, la zona de
molienda o el telar.
Las laderas del
cerro han sido
aterrazadas con
grandes muros en
talud y en sus
extremos se han
hallado dos
cisternas y el
camino de acceso
desde el sur, el
lado más próximo al
Túria. También
aparecieron dos
enterramientos
humanos: un
individuo senil
junto al esqueleto
de un pequeño
cánido, y otro
delimitado por una
estructura de
piedras de forma
circular, en
posición fetal con
piernas y brazos
doblados.